Cártel de la película |
Nueva sección que inaguro en el blog. En esta sección que titularé el día del espectador, porque es el miércoles mi "día cine" y por eso haré pequeñas críticas o comentarios sobre las películas que vaya viendo, a modo de crítica y con la intención de motivaros a ir al cine, el séptimo arte que personalmente me apasiona.
Para comenzar, hoy he ido a ver una película titulada MORNING GLORY (además en versión original, que hay que practicar el inglés). Pinchando aquí encima podréis leer la sinopsis y los datos técnicos, director, actores y actrices, etcétera.
He ido a ver esta película por una razón fundamental, y es que trata el tema de la televisión por dentro y es precisamente nuestro proyecto del segundo trimestre en PRENSA EN EL PATRO. Verla me ha aportado una visión del frenético ritmo de la televisión, de la lucha por las audiencias, de la búsqueda de la noticia, de la integridad de la información y de muchos temas transversales que la película trata.
Rachel MacAdams |
Pero el argumento es fundamentalmente una lucha por la consecución de los sueños, un ejemplo para aquellos que creemos que con trabajo y tesón los sueños se hacen realidad (the dreams comes true) que se puede perseguir las estrellas aunque el resto del mundo te llame loco.
De la protagonista te vas enamorando lentamente encontrando su verdadera belleza interior y exterior -sus ojos y su limpia mirada son increíbles-. Ella es Rachel MacAdams (síííííííí confieso que ya la había visto en Sherlock Holmes y en parte he ido a ver la peli por ella...) hace un papel de trabajadora incansable y entusiasta, que es capaz de sacrificar su vida personal por hacer aquello que más le gusta y conseguir sus objetivos, sin rendirse al desaliento, superando todas las barreras, siendo un ejemplo para sus compañeros cuando nadie, ni sus empleados, ni sus propios jefes, ni tan siquiera su propia madre cree ya en ella. Pero ella supera todos los obstáculos y consigue sus propósitos.
Un escena de la película |
Aunque también es cierto que la película deja muchos frentes abiertos, como el análisis de las frías relaciones entre la chica y su novio, el sacrificio exagerado a veces de la vida personal en pos del éxito profesional como una práctica éticamente correcta, sobre el mundo de los jefes que son implacables si las audiencias son bajas, sobre los egos de presentadores y la rivalidad entre compañeros, las influencias de personas que consiguen estar ahí utilizando otras tácticas que distan mucho de ser profesionalmente éticas...
Harrison Ford, en un papel de periodista famoso venido a menos, con un ego subidísimo y un caché de superestrella a quien su propio mito se ha engullido, borda el papel para mi gusto. Acostumbrados como estamos a verle de Indiana Jones, aquí muestra con gran claridad la amargura personificada, el paso inexorable del tiempo en las personas, en las modas y hasta en el profesional más reputado. Demuestra que, por muy grande que hayas sido en tu profesión durante muchos años y por grandes cosas que hayas conseguido, el día a día es impertérrito y estar al día, estar en el candelero, exige una continua renovación y la aceptación de las ideas de las nuevas generaciones que viene pisando fuerte, más adecuadas a los tiempos actuales. Y si uniéramos la experiencia a la tolerancia, los veteranos serían profesionales que nadie podría superar y que aportarían grandes cosas a los que viene por detrás con ganas de aprender. Ésta es una lección que se podrían aplicar muchos profesores de hoy en día y que espero poder aplicármela yo en un futuro. Y como en la vida, finalmente la aceptación de una realidad supondrá que el viejo amargado le enseñe una gran lección de vida a la joven ambiciosa y con ideas frescas y viceversa. Esa es la gran lección que me ha aportado esta película.
Y si a esto le sumamos píldoras humorísitcas de gran calidad, con dos o tres magistrales minutos de carcajada espontánea, imparable y continuada, hacen de esta una película altamente recomendable, sobre todo para mis alumnos de Prensa, pero para todos en general.
Y recordad...
¡Tenéis que ir más al cine!
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